martes, 31 de diciembre de 2013

Uvas

Hay cosas que salen bien
y que salen mal
y cosas que se salen de su sitio y tienen vida propia
y se van a tomar las uvas contigo.

Hay un esfuerzo consciente por recordar qué hiciste hace un año que no sea un resumen de los últimos 18 días. Gracias Facebook por hacerme un biopic de los momentos que yo elegí para construirme con figura pública. Elige quién has sido este año a través de tus 8 fotos de perfil. Prefería cuando lo decidían los Reyes Magos. 

Ajusta tus recuerdos con filtros del horóscopo. Si en suerte y estudios has ido sobrado es altamente probable que la curva raye en el suelo de las cosas divertidas hechas. Cambia de mes. Nivela tus recuerdos. 

Todo ha ido bien y todo ha ido mal. La locura absoluta del alcohol fluyendo en mi cabeza mientras contemplo las estrellas. Una piscina. Arena en mi pelo. Brownies de cumpleaños. Tardes de biblioteca con botellas de agua vigía en mis murallas de estuches. Sexo en sábanas lilas en las que los pies se deslizan. Suspensos como un pulgar que decide muerte. Aprobados que contienen suspensos que contienen aprobados. 

¿Qué me queda?

Estoy firmemente convencida de que no nos juzgaran por nuestros pecados, sino por todo aquello que no hicimos. Conveniente e inconveniente. 

El taco de apuntes de gine, la decisión del Erasmus, se sientan conmigo a cenar esta noche. Les pondré un plato de uvas. A ver si tienen buen 2014. 

domingo, 15 de diciembre de 2013

Encallar

Es una boda. Yo bebo un malibú-piña a sorbitos, despacio, noto como la base de la cabeza se abre y me recalienta la columna. Apoyo el vaso colocando el codo en mi cintura y basculo con los pies. Es el primer acto oficial al que llevo tacones, unas sandalias aguamarina de Mango que me empeñé en comprar para alegrar el vestido de tirantes negro. Mi madre está hablando con familia lejana del niño. No es buen momento para pedirle que me acompañe a cambiarme los zapatos. En ese momento se me acerca un primo lejano con la corbata ligeramente desabrochada, con un cubata ron-cola. 

"Wow, vaya, lo que has cambiado"

Supongo que nuestro último evento conjunto fue una comunión hace 6 años, y yo llevaba un vestido de Kenzo infantil sin sujetador y con mi tercera regla. Se mueve con las caderas al ritmo de la música, le chispean los ojos, duda entre sacarme a bailar acercándose con el muslo derecho mientras me mira como si valorara el premio final de un concurso de la tele. Cruzo los brazos por encima de pecho y estiro los labios mientras bebo. 

Tengo 17 años. 

Tengo 21 años - 22 - a efectos prácticos de hacer balances. Puedo beber en EEUU y tener sexo legal desde hace bastante. Hace 2 años que no juego a amenazar con independizarme (salvo excepciones). En otra carrera estaría abismando el cuadrado de los organigramas de qué hacer tras la ESO que lleva en letras mayúsculas MUNDO LABORAL. Edad suficiente como para enfrentarme a la burocracia y salir airosa, lo que incluye trámites médicos, de renovación del DNI y gestionarme la matrícula sola (previo pago). 

Voy en el metro y digo "Eh, ese es el hermano de Beatriz González". Y el hermano de Beatriz González entra este año en la Universidad mientras que el niño de 11 sigue jugando a Pokémon X en la Nintendo 3DS. 300 pokémon y 5 años más. 

Compárate con tu grupo de conocidos de los 17. A los amigos les has tenido más o menos cerca. Deléitate viendo que siguen llevando las mismas pintas de kinkis de los 90 con modificaciones, como alguna dilatación y beisboleras que les separan de System of a Down y les acercan a Skrillex. Salen por la misma zona en distintos bares y ahora bailan Dubstep y se meten speed. Ninguno tiene estudios superiores y tú estás terminando una titulación bastante difícil con bastantes buenos resultados. Cotillea sus fotos de fiesta en el twitter mientras hojeas tus apuntes.

Encuentra en un cambio de armario una falda de terciopelo negro que te ponías para salir. Le sacudes un poco el polvo y te la metes por la cabeza para abrochar la cremallera y pero no pasa de la línea de las caderas. A ti te ha crecido el culo, a ellos la cara pero no la cabeza. Buscando diapositivas de 1º para enviarle a un amigo te encuentras con un word wishlist de los 17, juzgando el fin de año. La mitad de las cosas son irrealizables porque en 2º de Bachillerato no sabías lo que era un convenio ni cómo alquilar un piso y las otras parecen sacadas de tumblr. No tienes tumblr. 

La gente mayor te habla de lo joven que eres. Tú piensas que ahora viene encontratrabajosalirconalguienalquilarunpisocasarsetenerhijos. Te dicen todo lo que te queda por vivir y la mente se te va a tardes inmóviles en la biblioteca bajo flexos parpadeantes como un segundero encallado. Los 17 aparecen nítidos como en un videoclip. 

En un blog de antropología hablan de ritos de paso del mundo. Un rito de paso es un acontecimiento que marca tu paso de niño a hombre/mujer. Una especie de renacimiento en comunidad. Hay muchos tipos, desde demostrar las habilidades mediante métodos como la caza como pasar una noche o un día aislado. AL volver a la comunidad se le realizan modificaciones corporales, se cambian las palabras con las que se dirigen a él. Compara la falta de esos ritos con la necesidad de los jóvenes por encocarse y modificarse el cuerpo. A mis espaldas un piercing que terminó en queloide. 

No tengo necesidad de valorar este año. No tengo necesidad de pedir deseos al año que viene. No tengo necesidad de hacer planes de futuro ni verme en un sitio en los próximos 5 años. 

Y de repente, futuro.